Reanimación

Aunque es raro, ¿alguna vez ha tratado una Asfixia Traumática (AT)?

Aunque es raro, ¿alguna vez ha tratado una Asfixia Traumática (AT)?

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Aunque es raro, ¿alguna vez ha tratado una Asfixia Traumática (AT)?

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Este podría ser su caso en un día normal dentro de su trabajo;

Un varón de 43 años de edad, sin antecedentes médicos significativos trabajaba debajo de su jeep cuando se esté cae sobre su pecho, recibiendo caída directa en el lado izquierdo de la llanta, al parecer durante el tiempo atrapado hubo pérdida de conocimiento

El Jeep se mantuvo en el pecho durante unos dos minutos hasta que los espectadores pudieron mover el vehículo de su pecho. El Sistema Medico de Emergencia SME fue activado y en su llegada, el SME encontró un paciente no ambulatorio y quejándose de dolor en el pecho, que se exacerbaba con la inspiración.

En la Evaluación primaria se reveló una vía aérea permeable; los ruidos respiratorios eran iguales bilateralmente con buena excursión de la pared torácica y la respiración sin el uso de ningún músculo accesorio. Estaba alerta pero algo confuso, con un Glasgow de 13 y los pulsos distales eran fuertes y simétricos.

Los paramédicos pasaron a la evaluación secundaria encontrando: Traumas leves en cabeza, sin lesiones a nivel cervical evidentes. Observaron hemorragias subconjuntivales en ambos ojos. En hemitórax izquierdo encuentran estigmas de trauma, dibujo de neumático que le cayó encima, equimosis en parte superior del tórax, pero no había inestabilidad de la pared torácica.

Su abdomen presenta estigmas de trauma, pero no doloroso, y su pelvis estaba estable. Sus extremidades fueron no presentaban lesiones, presentando pulsos palpables, función sensomotora normal, al pareces hubo incontinencia urinaria durante el episodio.

Un breve examen neurológico no mostro déficits focales. Su presión arterial era de 170/101 mmHg; su pulso era de 102 por minuto, y la frecuencia respiratoria era de 24 por minuto. La oximetría de pulso en escena fue del 96% en aire ambiente. El paciente fue colocado en un monitor cardíaco, que reveló taquicardia sinusal sin ectopia.

Debido a las lesiones y traumatismos identificados por el personal del SME y la distancia del centro de trauma de nivel I más cercana, pidieron apoyo de un helicóptero para su traslado al centro de trauma. Antes de la llegada en helicóptero, el paciente fue colocado e inmovilizado en una camilla espinal larga, establecieron una Vía intravenosa I.V y le colocaron oxígeno suplementario con mascarilla de No-reinhalación. Le realizaron control permanente de signos vitales y evaluación detallada de sus traumatismos, manteniéndolo estable hasta que lo entregaron al personal paramédico del Helicóptero. Tras su evaluación, fue transportado al Centro Médico de la Universidad (UMC) en Las Vegas para el tratamiento definitivo.

A su llegada al centro de trauma, el paciente fue evaluado con prontitud por el personal médico. En ese momento, él había desarrollado petequias confluentes difusas que afectaban toda la cara y el cuello, con cianosis craneocervical. La hemorragia subconjuntival vista y reportada por los paramédicos seguía, al igual que petequias en el paladar. Observaron la marca de neumático en la superficie anterior de su hemitórax izquierdo, pero ya con sensibilidad asociada.

Estos resultados apuntaban a un diagnóstico presuntivo de asfixia traumática. No hubo crepitación en la pared torácica o enfisema subcutáneo. El paciente tenía alguna molestia ocular generalizada, pero no hubo hemorragias retinianas apreciables, y sus campos visuales estaban intactos. Su estado mental había mejorado a un GCS de 14 en el momento de la llegada y devuelto a la normalidad dentro de una hora.

El paciente recibió 50 mcg de fentanilo IV para el dolor. Los médicos de urgencias realizaron una evaluación detallada, con sonografía de emergencia (focused assessment with sonography for trauma), FAST, que fue negativo para cualquier sangrado intraperitoneal o pericárdico. Con base en el mecanismo de lesión significativo y los hallazgos del examen físico, el paciente le fue realizada una TAC en el centro de trauma.

El único hallazgo importante fue una fractura de 7ma costilla izquierda no desplazada, sin evidencia de neumotórax, hemotórax o contusión pulmonar. Le realizaron un Ecocardiograma el cual no mostró evidencia de contusión miocárdica o hemopericardio. Fue ingresado en la UCI de trauma con el diagnóstico de la lesión por aplastamiento torácico resultando en asfixia traumática; que se observó en el hospital durante dos días y dado de alta en una mejor condición.

 

AT

INTRODUCCIÓN

El portal JEMS Journal of Emergency Medical Services (http://www.jems.com/) hace algunos años publico este articulo (http://www.jems.com/article/patient-care/know-signs-and-symptoms-trauma) donde nos hablaba de Asfixia traumática y empieza su artículo dándonos el caso clínico anterior. También llamado Síndrome de Perthes, la Asfixia Traumática se caracteriza por tener una fisiopatología que aún no se entiende completamente, sus signos y síntomas pueden diferir de la velocidad, superficie de choque y tamaño del paciente.

DISCUSIÓN

La Asfixia Traumática (AT) es un caso relativamente raro. De hecho, a pesar de ser ampliamente reconocido, hay comparativamente poco en la literatura médica con respecto a la condición más allá de los informes de casos, por lo que su incidencia real es desconocida.

El reconocimiento tanto del personal prehospitalario como el intrahospitalario es muy importante para el manejo e identificación temprana de los traumas secundarios que se pueden presentaren una AT.

El ATLS la describe como:

  • Una lesión por aplastamiento en el tórax que se caracteriza por la presencia de plétora y petequias en la parte superior del torso, la cara y los brazos, secundario a una compresión aguda de la vena cava superior. Puede presentarse edema masivo e incluso edema cerebral.

El PHTLS la describe como:

  • La Asfixia Traumática AT, se denomina así porque las víctimas se parecen físicamente a los pacientes sometidos a la estrangulación porque ambos muestran cianosis en cara, cuello y específicamente en la AT cianosis en la parte superior del tórax. El mecanismo de la AT es el aumento abrupto e importante de la presión intratoracica por el mecanismo de lesión (compresión). Las venas y capilares se rompen lo cual provoca decoloración purpura de la piel. La ruptura de vasos pequeños en el cerebro y la retina pueden dar lugar a disfunción cerebral y ocular.

La Asfixia Traumática AT, fue reconocida por primera vez en 1837 durante las autopsias de varios individuos que habían sido pisoteadas por una multitud en París. El Médico francés Charles-Prosper Ollivier d’Angers observó un patrón característico de signos y síntomas como cianosis craneocervical, hemorragias subconjuntivales y congestión vascular cerebral.

IMPORTANTE

Los profesionales en Atención Prehospitalaria y de emergencias intrahospitalaria, deben tener un alto índice de sospecha especialmente al preguntar y observar el mecanismo de lesión, ya que de esto depende el poder identificar una Asfixia Traumática AT en el paciente, los casos de AT son raros y el personal de atención en general no tiene mucha experiencia en ella no solamente por esto, también porque se pueden presentar lesiones asociadas o secundarias que podrían empeorar rápidamente el estado del paciente si no se tratan con prontitud.

 

SIGNOS Y SÍNTOMAS CARACTERÍSTICOS:

  • Plétora (Exceso de sangre o de otros líquidos orgánicos en el cuerpo).
  • Edema
  • Distención de vasos sanguíneos
  • Coloración rojiza de la piel
  • Cianosis en tórax superior
  • Piel por debajo de la lesión normal
  • Ruptura de vasos sanguíneos pequeños
  • Hemorragias conjuntival
  • Petequias
  • Edema cerebral (algunos casos)
  • Lesiones asociadas (Oseas, vasos, cardíacas, pulmonares)

El TRATAMIENTO Y MANEJO SE ENFOCA EN:

  • Oxigeno suplementario en alta concentración.
  • Establecer vía intravenosa o intraosea
  • Manejo del dolor
  • Monitorización de signos vitales y a nivel cardiaco
  • Identificar lesiones secundarias y tratarlas

EN CONCLUSIÓN

La Asfixia traumática AT es poco común, se debe tener un alto índice de sospecha basado en el mecanismo de lesión por compresión y las lesiones secundarias que estos pacientes pueden presentar. La coloración rojo-purpurea desaparece una semana después del accidente en los pacientes que sobreviven

  • La seguridad al llegar a la escena siempre será una prioridad.
  • La fisiopatología del traumatismo lo llevara a la sospecha de la AT.
  • El oxígeno suplementario es indispensable.
  • Establecer una IV por los sangrados asociados que se pueden presentar.
  • Identificar e identificar las lesiones pulmonares y cardíacas es una de las prioridades.

BIBLIOGRAFIA

  • Bryan Bledsoe, DO, FACEP, FAAEM, EMT-P[/fusion_text][/fusion_builder_column][/fusion_builder_row][/fusion_builder_container][fusion_builder_container hundred_percent=»no» equal_height_columns=»no» hide_on_mobile=»small-visibility,medium-visibility,large-visibility» background_position=»center center» background_repeat=»no-repeat» fade=»no» background_parallax=»none» parallax_speed=»0.3″ video_aspect_ratio=»16:9″ video_loop=»yes» video_mute=»yes» overlay_opacity=»0.5″ border_style=»solid»][fusion_builder_row][fusion_builder_column type=»1_1″ layout=»1_1″ background_position=»left top» background_color=»» border_size=»» border_color=»» border_style=»solid» border_position=»all» spacing=»yes» background_image=»» background_repeat=»no-repeat» padding=»» margin_top=»0px» margin_bottom=»0px» class=»» id=»» animation_type=»» animation_speed=»0.3″ animation_direction=»left» hide_on_mobile=»small-visibility,medium-visibility,large-visibility» center_content=»no» last=»no» min_height=»» hover_type=»none» link=»»][fusion_text]Ross. P. Berkeley, MD, FACEP, FAAEM[/fusion_text][/fusion_builder_column][/fusion_builder_row][/fusion_builder_container][fusion_builder_container hundred_percent=»no» equal_height_columns=»no» hide_on_mobile=»small-visibility,medium-visibility,large-visibility» background_position=»center center» background_repeat=»no-repeat» fade=»no» background_parallax=»none» parallax_speed=»0.3″ video_aspect_ratio=»16:9″ video_loop=»yes» video_mute=»yes» overlay_opacity=»0.5″ border_style=»solid»][fusion_builder_row][fusion_builder_column type=»1_1″ layout=»1_1″ background_position=»left top» background_color=»» border_size=»» border_color=»» border_style=»solid» border_position=»all» spacing=»yes» background_image=»» background_repeat=»no-repeat» padding=»» margin_top=»0px» margin_bottom=»0px» class=»» id=»» animation_type=»» animation_speed=»0.3″ animation_direction=»left» hide_on_mobile=»small-visibility,medium-visibility,large-visibility» center_content=»no» last=»no» min_height=»» hover_type=»none» link=»»][fusion_text]Troy Markus, DO[/fusion_text][/fusion_builder_column][/fusion_builder_row][/fusion_builder_container][fusion_builder_container hundred_percent=»no» equal_height_columns=»no» hide_on_mobile=»small-visibility,medium-visibility,large-visibility» background_position=»center center» background_repeat=»no-repeat» fade=»no» background_parallax=»none» parallax_speed=»0.3″ video_aspect_ratio=»16:9″ video_loop=»yes» video_mute=»yes» overlay_opacity=»0.5″ border_style=»solid»][fusion_builder_row][fusion_builder_column type=»1_1″ layout=»1_1″ background_position=»left top» background_color=»» border_size=»» border_color=»» border_style=»solid» border_position=»all» spacing=»yes» background_image=»» background_repeat=»no-repeat» padding=»» margin_top=»0px» margin_bottom=»0px» class=»» id=»» animation_type=»» animation_speed=»0.3″ animation_direction=»left» hide_on_mobile=»small-visibility,medium-visibility,large-visibility» center_content=»no» last=»no» min_height=»» hover_type=»none» link=»»][fusion_text]From the September 2010 Issue[/fusion_text][/fusion_builder_column][/fusion_builder_row][/fusion_builder_container][fusion_builder_container hundred_percent=»no» equal_height_columns=»no» hide_on_mobile=»small-visibility,medium-visibility,large-visibility» background_position=»center center» background_repeat=»no-repeat» fade=»no» background_parallax=»none» parallax_speed=»0.3″ video_aspect_ratio=»16:9″ video_loop=»yes» video_mute=»yes» overlay_opacity=»0.5″ border_style=»solid»][fusion_builder_row][fusion_builder_column type=»1_1″ layout=»1_1″ background_position=»left top» background_color=»» border_size=»» border_color=»» border_style=»solid» border_position=»all» spacing=»yes» background_image=»» background_repeat=»no-repeat» padding=»» margin_top=»0px» margin_bottom=»0px» class=»» id=»» animation_type=»» animation_speed=»0.3″ animation_direction=»left» hide_on_mobile=»small-visibility,medium-visibility,large-visibility» center_content=»no» last=»no» min_height=»» hover_type=»none» link=»»][fusion_text]Tuesday, August 31, 2010 (http://www.jems.com/article/patient-care/know-signs-and-symptoms-trauma)
  • Int J Emerg Med. Dec 2009; 2(4): 255–256.
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  • American Journal of Forensic Medicine & Pathology: March 2010 – Volume 31 Issue 1 – pp 100-102
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  • Asphyxiation: a review Trauma January 2005 7: 37-45
  • PHTLS 7ma Edición, Capitulo 11 Traumatismo Torácicos, Pag 307
  • Soporte Vital Avanzado del Trauma para médicos ATLS, Capitulo 4 Trauma Toracico, Pag 118

Imágenes:

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3 Comments

    “: Aunque es raro, ¿alguna vez ha tratado una Asfixia Traumática (AT)? -http://t.co/Fs4R7gVoFd”@carlosneumoruiz

    Kenia mira

      Me sirve de mucho

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