Hombre de 20 años, conductor de vehículo volcado. Pálido, mal perfundido y con marca del cinturón de seguridad en el abdomen. Presión arterial 110/60 y frecuencia cardiaca 135/minuto. El hematocrito de ingreso es 38%. ¿Puede tomar alguna decisión con ese hematocrito? Las Guías Europeas de Hemorragia y Coagulopatía por Trauma 2013 nos dan una buena respuesta…
La medición del hematocrito es considerado históricamente uno de los exámenes básicos en el paciente traumatizado. El valor diagnóstico del hematocrito para detectar hemorragias no visibles es un tema en debate. Su principal limitación son los cambios debido a la administración de fluidos y transfusiones.
El hematocrito inicial no refleja la pérdida de sangre, porque los pacientes pierden sangre completa y los mecanismos compensadores que mueven fluidos desde el espacio intersticial al intravascular (diluyendo la sangre y bajando el hematocrito) demoran algunas horas. Un estudio retrospectivo de 524 pacientes traumatizados determinó que el hematocrito de ingreso tenía una baja sensibilidad (sólo 50%) para detectar los pacientes traumatizados con hemorragia que requirieron cirugía.
La baja sensibilidad del hematocrito para detectar hemorragias severas ha sido cuestionada por otros estudios. Otro estudio retrospectivo de 196 pacientes traumatizados mostró que el hematocrito de ingreso se correlaciona de buena manera con el grado de hemorragia. Sin embargo, ese estudio incluyó sólo pacientes graves que requirieron cirugía de emergencia (la mayoría trauma penetrante) y probablemente no sea aplicable a un universo mayor de pacientes.
Por último, dos estudios prospectivos observacionales buscaron la utilidad de la medición seriada del hematocrito para detectar pacientes con lesiones graves. La disminución del hematocrito puede reflejar una hemorragia persistente; sin embargo, también encontraron pacientes con hemorragia significativa en quienes el hematocrito no disminuyó.
Como conclusión las guías dicen lo siguiente: «no recomendamos el uso de una medición del hematocrito como un marcador de hemorragia»
Comentarios y conclusión
El concepto principal que tenemos que recordar es que cada minuto que nos demoremos en controlar una hemorragia severa no visible en el paciente traumatizado la mortalidad aumenta. Se ha estimado que la mortalidad aumenta un 1% cada 3 minutos de demora (para las hemorragias intraabdominales).
La toma de muestra y análisis del hematocrito toma varios minutos, por lo que si sabemos que no descarta con seguridad la hemorragia severa, ¿cuál es el objetivo de tomarlo? Parece poco argumentable su utilización en este contexto. Si el examen físico del paciente no convence, probablemente las imágenes (radiografía, tomografía o ecografía) parecen ser una mejor opción.
Quizás la caída del hematocrito pueda ser de utilidad en el paciente con hemorragias pequeñas persistentes, pero aún así su interpretación es difícil por la administración de fluidos (que bajan el hematocrito por dilución) o transfusiones de glóbulos rojos (que suben el hematocrito).
En conclusión, el hematocrito inicial tiene mala correlación con el grado de hemorragia y si éste se mantiene estable no permite descartar una hemorragia severa.
Fuente
Guías Europeas de Hemorragia y Coagulopatía por Trauma 2013